Vicente Cornelles
La Glorieta de San Roque me la han cambiado. Uno de los rincones más entrañables de la ciudad por su valor simbólico tiene un nuevo aspecto que ha roto la belleza y el casticismo del, en román paladino, Forn del Pla, el Horno del Llano, de recio sabor popular y con evocaciones labradoras. Su nuevo diseño urbano es feo de narices, por mor de la Zona de Bajas Emisiones. Con dos armatostes como juegos infantiles que parecen ninots de falla que asustan.
Escondida, la escultura del Pregoner parece asustada, como si no quisiera enfrentarse a una realidad no deseada. La preciosa obra de Jere merece una mejor ubicación. Qué poco gusto se ha tenido para ordenar urbanísticamente un lugar de tanto sentimiento para los castellonenses y donde asienta sus reales la gaiata que tiene por guarismo el 11. Si es que lo hacemos todo igual. Lo dejamos todo al albur de los que se consideran expertos y ningún representante municipal practica el in vigilando. No hay sensibilidad ni entusiasmo castellonero.
Cuanto envidio a aquellas ciudades que saben conservar su patrimonio y sus señas de identidad. En Castellón eso es imposible desde hace muchos años. Una quimera, una utopía, un sueño...mientras la ciudad duerme. Hay que exigir a los poderes públicos más respeto por nosotros mismos. Castellón no será nunca nada si no tenemos en cuenta los valores tradicionales que nos definen como ciudad, como es el caso de la Glorieta de San Roque, el Forn del Pla.